Una producción periodística de Señales de Humo, con la colaboración de Libreta de notas.

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jueves, 3 de junio de 2010

Australia empata en su último amistoso antes del Mundial

La selección australiana de fútbol empató ayer con el combinado de Croacia en un encuentro sin goles donde el entrenador John Whiscoigne ensayó distintas variantes tácticas.
Kovac ejecuta su tiro libre, la jugada más peligrosa del partido.

(Rodolfo Frascara, ENVIADO ESPECIAL). El partido que enfrentó ayer a las selecciones de Australia y Croacia demostró que los entrenadores aún están probando distintas opciones de acuerdo a los posibles rivales a los que se enfrentarán en la cita mundialista. Un encuentro marcado por las variantes tácticas y los cambios (ambos equipos agotaron las cinco modificaciones permitidas por la FIFA en este tipo de cotejos), dejó a las claras que los dos combinados respetan mucho a sus rivales y que optan por un juego donde la disciplina y el sacrificio se impondrán a la imaginación, la improvisación y el desparpajo.
Australia formó con lo que, a priori, será la formación titular: Peter Garrett en el arco; la defensa irlandesa con Kelly y Kilkenny en los laterales, y Kinnear y Kennedy en el centro de al zaga; al medio, Colin Hay en posiciones defensivas, Vanda y Young de carrileros y Max Gibson de organizador; adelante, Doohan y Kidman.
Sin embargo, algunos detalles hacen pensar que la formación podría variar de cara al debut contra Corea del Sur, ya que Gibson demostró no estar en su mejor momento físico y el guerrero escocés Colin Hay se vio necesitado de ayuda para contener los avances rivales con posesiones largas y mucha presencia ofensiva.
Whiscoigne dio minutos a Jackman por Gibson, y a los hermanos Andy y Tim Farriss como interiores, reemplazando a los carrileros. Con los Farriss en el campo, la recuperación de balón mejoró sensiblemente. Pero, por el contrario, la presencia de un intrascendente Jackman (sobrevalorado mediapunta y eterna promesa del fútbol oceánico, que encandiló al mismísimo Alex Ferguson para acabar cedido en el Dundee United de Escocia) restó poder ofensivo a los Socceroos.
También entró Russell Hutchence por Kidman, pero se lo vio perdido en la función de doble pivote junto a Hay. Finalmente, como puro homenaje, el técnico de Australia hizo debutar al joven Patrick Abbondanzieri, a quien los nervios estuvieron a punto de jugarle una mala pasada cuando se le escapó un disparo fácil en un tiro libre ejecutado por Davor Kovac. La pelota se perdió fuera a escasos centímetros del poste.
El resultado, cero a cero, fue lo de menos para ambos entrenadores. Al culminar el partido, John Whiscoigne se limitó a declarar: “Estoy conforme”.

lunes, 31 de mayo de 2010

Análisis: Cambiar para sufrir

Por Fernanda Niembra
El cambio de Australia de la OFC (Confederación de Fútbol de Oceanía) a la AFC (Confederación de Fútbol de Asia) ha supuesto para los australianos un aumento de la exigencia competitiva, ya que los combinados asiáticos suelen tener una mayor y cada vez más importante cultura futbolística. De este modo, los australianos dejaron atrás sus paseos triunfales por las islas oceánicas para enfrentarse a selecciones con algo más de calado, sumado al aliciente de poder soñar, además, con la clasificación directa para la Copa Mundial de Fútbol.
No obstante, el cambio de confederación no ha evitado a los Socceroos volver a padecer los rigores del repechaje. Una decepcionante clasificación, marcada por el polémico doping positivo de Carl Williams y por una seguidilla de empates inexplicables, lastraron las esperanzas de Australia, que tuvo que conformarse con una clasificación in extremis para la repesca, por diferencia de gol.
El rival, Uruguay, no era un hueso fácil para el equipo de John Whiscoigne. El entrenador inglés, sin embargo, no perdió su aplomo y prometió a sus fieles seguidores la presencia australiana en el Mundial. Para ello, apostó por el bloque habitual, con el veterano Max Gibson ejerciendo de organizador en lugar del lesionado Williams. El primer partido, en casa, fue desastroso: Uruguay jugó a mantener el cero en su arco, y Australia fue incapaz de crear peligro. La prensa inglesa (la australiana, a decir verdad, no prestó mucha atención al asunto) atacó duramente a Whiscoigne y exigió su dimisión, acusándolo de haber desperdiciado una oportunidad de oro. The Sun llegó a recomendar a la Federación de Fútbol de Australia la contratación de técnicos ganadores, como José Mourinho o Ramón Díaz.
Sin embargo, el inglés se mantuvo firme en su puesto y en sus convicciones y planteó un serio partido de vuelta en Montevideo. Uruguay se mostró mucho más ofensivo, aunque sin ideas claras, y el bloque destructivo conformado por los australianos, con cinco mediocampistas (dos de ellos defensivos) terminó por liquidar la circulación de balón, el ritmo del partido, los avances charrúas y el fútbol en general.
Cuando el encuentro acabó cero a cero y todo quedó por definirse en la ronda de penales, Whiscoigne se mostró satisfecho. Sabía que la lotería no dejaría mentir a un caballero británico, y que su promesa de estar en el Mundial ya era un hecho. Y así fue: un zapatazo muy desviado del zaguero uruguayo Wellington Garaycoechea, que mandó el balón por encima del travesaño, dejó mudo al Estadio Centenario y a Australia dentro de la competición futbolística más importante del mundo.
Si hay una enseñanza positiva de esta experiencia es que Australia ya está empezando a sentir que el fútbol es algo más que golear a Samoa Occidental o a las Islas Fidji: el fútbol es sufrimiento.
Wellington Garaycoechea, después de fallar el penal clave que clasificó a Australia para el Mundial.

Australia ya está aquí

(Rodolfo Frascara. ENVIADO ESPECIAL). La selección australiana de fútbol llegó esta mañana a la sede de su grupo. El vuelo aterrizó sin problemas en el aeropuerto local y se dirigió al hotel donde comenzarán su concentración sin hacer mucho ruido.
Allí esperaba apenas un puñado de aficionados como todo comité de bienvenida, un grupo heterogéneo compuesto por cuatro australianos emigrados, unos habitantes locales que pasaban por ahí y otros despistados que confundieron Australia con Austria y disimulaban como podían la bandera roja y blanca con el águila bicéfala que había llevado para la ocasión.
El entrenador del equipo, el inglés John Whiscoigne, dio una breve rueda de prensa al entrar en el hotel. Ante la pregunta de cuáles eran las aspiraciones de sus dirigidos en la Copa del Mundo, el seleccionador dijo que los treinta y dos equipos participantes venían a ganar el título, y añadió con su humor británico: “Es bueno venir de tapados.” Después aclaró que para el conjunto que dirige sería un orgullo poder conseguir el pase a octavos en un grupo tan complicado como el que les ha tocado en suerte (con Holanda, Serbia y Corea del Sur).